¡Por fin tenemos caja de luz!
Después de un maravilloso descanso, volvemos a poner en funcionamiento toda la maquinaria para preparar el curso. Parece increíble que ya hayan pasado dos años, pero sí, este curso vuelve a tocar despedida… ¡Pero para eso todavía falta mucho!
Una de las tareas que tenía pendientes y que quería que mis abelliñas disfrutaran antes de pasar al «cole de mayores» era preparar una CAJA/MESA DE LUZ. Y este verano fue lo primero que hice en cuanto tuve tiempo disponible.
Después de ver varios tutoriales, al final me decidí por uno muy sencillito que encontré en el grupo de Facebook «Todo sobre las mesas de luz como recurso educativo». Me pareció muy buena idea hacer una caja en vez de una mesa porque, además de ser más fácil y más económico, es más práctico para el aula.
Los papás de una abelliña consiguieron una caja de vino (¡grande, grande!), encargué el metacrilato de la medida de la tapa, los leds en Aliexpress (¡con mando a distancia y muchísimos colores!), aproveché un bote de pintura blanca que tenía en casa y… voilà!
No hace falta que diga que, como siempre, mis beta testers se lo pasaron pipa experimentando con distintos materiales y colores, inventando historias y descubriendo cuántas cosas se pueden hacer con la caja.
¿Por qué nos encanta este recurso? Porque permite que los peques centren su atención solamente en la zona de luz, se pueden hacer actividades que parecen casi mágicas, fomenta la manipulación y la exploración sensorial… ¡Por muchas cosas!
Estoy deseando experimentar en clase con ella. De momento os dejo un tablero de Pinterest donde voy recopilando algunas ideas de actividades que se pueden hacer con ella:
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